Viajan hacia un porvenir,
refugio de almas itinerantes.
Consuelo de fieles militantes
que se conforman con presumir,
llamando movilidad exterior,
a lo que solo es un error.
Piden, exigen y alimentan
las mentes de inocentes
animando a los más jóvenes
bajo la exigencia de:
¡En este país hay que emigrar
para pagar nuestros errores!
Y no de los que hicieron de saquear,
la marca España. ¡Cuanta cucaracha!
Y por qué no hacer la rima fácil
con algún que otro facha
que juega con la vida de unos hijos.
Y es que es de ser mal nacido
mirar con regocijo la riqueza de un país
basándose en números ficticios,
cuando una madre desconsolada
solo mira el número de kilómetros
que los separa de tantas almas condenadas
a vivir exiliadas, de lo que luego quieren
que todos llamemos... ¡Nuestra patria!
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