En el alma tengo oído,
suena a corazón herido
que va gritando por detrás
de que nunca lo han querido,
de que siempre fue fingido.
En el cielo hay un silencio
que va llenándose de celos,
dos alas han caido en medio
de tu olvido, ese nunca compartido.
Y ahora somos tu, ahora yo,
ahora pastos de un adiós.
El resquicio de un temor
de no volver a sentir el color.
al no mirar lo que te hago,
miseria la condena
de tenerte aquí a mi lado
y no poder decir jamás,
no poder decir que no,
y todo por la simple razón...
de que esto nunca sucedió.
No hay comentarios:
Publicar un comentario